(Hch 16, 1-10 / Sal 99 / Jn 15, 18-21)

Tras leer el Evangelio recordé una frase de una homilía de San Oscar Romero, en la que decía que “la persecución es una nota característica de la autenticidad de la Iglesia…”, quien busca ser auténtico y seguir a Jesús debe estar preparado para no dejarse distraer por la persecución o el miedo.

Quienes tenemos fe en Jesucristo, debemos pedirle a Dios que su amor nos impulse cada vez más a anhelar estar a su lado, sólo así recordaremos en los momentos de persecución la recomendación de san Pablo: “puesto que han resucitado con Cristo, busquen los bienes de arriba, donde está Cristo, sentado a la derecha de Dios”. No debemos arriesgar algo eterno, por algo temporal.

Preguntémonos qué tanto nos esta costando perseverar en la fe y en qué situaciones ya hemos caído en una comodidad exagerada. Recordemos las palabras del Señor: “Si el mundo los odia, sepan que me ha odiado a mí antes que a ustedes. Si fueran del mundo, el mundo los amaría como cosa suya; pero el mundo los odia porque no son del mundo, pues al elegirlos, yo los he separado del mundo”. Según tu manera de vivir ¿De dónde eres?

Padre te pedimos que nos concedas valorar cada vez más tu presencia entre nosotros, abandonarnos al amor y dejar que este nos impulse hacia ti, haznos capaces de preferir ceder antes de aferrarnos a prerrogativas meramente humanas y ser dóciles para buscar ante todo la unidad para atraer a todos hacia Cristo (Cf. 1Cor 9, 19-23).

(P. JLSS)