(Ap 14, 14-19 / Sal 95 / Lc 21, 5-11)

El Señor nos pide corresponder a su amor, cuando San Juan habla del amor que Dios nos pide, nos recuerda que «no consiste en que nosotros amemos a Dios sino en que él nos amó primero» (cf. 1Jn 4, 10) creo que es precisamente donde menos nos detenemos en reconocer y vivir el amor que Dios nos tiene.

Cuando escuchamos frases como la de la aclamación: “Sé fiel hasta la muerte y te daré como premio la vida…” para algunos pudiera significar “hacer mucho” cuando se lo que se trata es de dejar que Dios haga mucho, conforme dejemos que Dios nos ame es que podremos amar con mayor intensidad.

Nuestra confianza debe estar puesta en Dios y en nada más, “Días vendrán en que no quedará piedra sobre piedra de todo esto que están admirando; todo será destruido.” Vivir confiados en Dios se logrará conforme vayamos aceptando su amor con mayor libertad, aceptando que todo se va, el Señor se queda. El amor es más fuerte que todo (1 Cor 13, 13).

Por ello, este día queremos pedirte Padre, que nos permitas vivir una experiencia fuerte de tu amor, de tal manera que nos sea cada vez más difícil sucumbir ante cualquier amenaza. Que lo realmente nos atemorice sea no disfrutar de tu amor. A quien realmente le interesa gozar tu amor no le importa nada lo secundario y sabe reconocerlo como tal.

(P. JLSS)