(Hch 14, 19-28 / Sal 144 / Jn 14, 27-31)
Ayer comenzábamos nuestra reflexión afirmando que una manera muy sencilla para reconocer si una acción es caritativa o no es analizando la preocupación existente por ser visto o reconocido. Hoy la palabra ayuda a reconocer lo que es «dar testimonio» de la fe.
Al escuchar esta expresión muchos podemos imaginarnos muchas cosas, pero dar testimonio de la fe se logrará siempre que busquemos dar gloria a Dios antes que cualquier otro criterio. Es vivir en la conciencia del amor y disfrutando de lo que Cristo nos da: “La paz les dejo, mi paz les doy. No se la doy como la da el mundo. No pierdan la paz ni se acobarden”.
El testimonio de fe se da cuando la certeza del amor de Dios y nuestro amor a Él es mayor que el temor a las amenazas, Jesucristo al aceptar la voluntad de Dios y someterse hasta la muerte y una muerte de cruz (Cf. Flp 2, 5-11) era consciente de una cosa que él mismo dice: “es necesario que el mundo sepa que amo al Padre y que cumplo exactamente lo que el Padre me ha mandado.” Invitándonos con ello a hacer lo mismo.
Por ello, este día te pedimos Padre celestial que por la fuerza del Espíritu Santo nos des la capacidad de reconocer el testimonio que tantas personas sencillas nos dan de fe, que aprendamos de ellas y logremos abandonarnos al poder que nos da el contar contigo y así, perseverando en la fe, nunca olvidemos que “hay que pasar por muchas tribulaciones para entrar en el Reino de Dios”.
(P. JLSS)
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