21 de diciembre
(Cant 2, 8-14 / Sal 32 / Lc 1, 39-45)
Conforme nos vamos acercando a la navidad, debe irse acrecentando en nuestro interior también la serenidad, ya que somos con su encarnación y nacimiento hemos sido testigos de que Dios siempre cumple sus promesas ¿Existe alguna situación o circunstancia que te quiera hacer dudar de esto?
Si en el salmo decíamos: “En el Señor está nuestra esperanza, pues él es nuestra ayuda y nuestro amparo; en el Señor se alegra el corazón y en él hemos confiado”. ¿Algo nos está evitando experimentar esto como cierto? Dejémoslo de lado y pensemos más, en lo que Dios ya nos ha dado… agradecer ayuda muchísimo a reconocer el poder de Dios.
Abandonémonos a su amor reconociendo su acción en nuestras vidas, seguramente si hacemos un momento de silencio y nos esforzamos por hacer memoria, fortaleceremos nuestra esperanza, ya que nos haremos conscientes de que nunca nos ha abandonado.
Padre envíanos tu Espíritu Santo, para estar atentos y vigilantes para la llegada de tu Hijo a nuestras vidas, porque sabemos que las palabras que Isabel le dijo a su prima: “Dichosa tú, que has creído, porque se cumplirá cuanto te fue anunciado de parte del Señor…”, también se dirigen a nosotros. Danos la fe que necesitamos.
(P. JLSS)
0 Comments