(Is 53, 10-11 / Sal 32 / Hb 4, 14-16 / Mc 10, 35-45)
La semana pasada reflexionábamos acerca del amor y cómo éste siempre busca dar más, el amor verdadero busca el bien del amado, no sólo cumplirle. Hoy en el Evangelio escuchamos que algunos apóstoles buscaban querían «los primeros lugares» como si de eso se tratara el amor.
Por ello, la palabra de este día nos invita a luchar con la tentación del protagonismo y de la conveniencia; “el que quiera ser grande entre ustedes, que sea su servidor, y el que quiera ser el primero, que sea el esclavo de todos, así como el Hijo del hombre, que no ha venido a que lo sirvan, sino a servir y a dar su vida por la redención de todos”. Entre más vivamos el amor que se nos ha dado, más procuraremos hacer que éste llegue a a los demás.
Recordemos que Jesús nos comprende, “no tenemos un sumo sacerdote que no sea capaz de compadecerse de nuestros sufrimientos, puesto que él mismo ha pasado por las mismas pruebas que nosotros, excepto el pecado”; Quien ama busca el bien del otro y el Señor nos lo ha dejado patente en la Cruz ¿quieres ser el mejor discípulo? Mira al crucificado y piensa qué es aquello que te está quitando el sueño.
Padre tenemos muchas preocupaciones, muchas cosas nos hacen ruido en nuestras mentes, sabemos que contamos contigo, pero hoy necesitamos que por fuerza del Espíritu Santo nos hagas experimentar con mayor intensidad tu amor, necesitamos enfrentarnos a la vida conscientes de lo mucho que nos amas y de lo que eres capaz de hacer por nosotros. Sólo así no andáremos tan temerosos ni ambicionando cuestiones secundarias.
(P. JLSS)
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