(1Tes 1, 1-5. 8-10 / Sal 150 / Mt 23, 13-22)

Esta semana en la que nuestras reflexiones girarán en torno a responder quién es Jesús para nosotros, adquieren mayor significado las palabras del Señor: “Mis ovejas escuchan mi voz, yo las conozco y ellas me siguen…” ¿qué tanta atención le prestas a la voz del Señor?

San Pablo reconoce a la comunidad de tesalónica no sólo por lo que dicen, sino que aclara de ellos que “ante Dios, nuestro Padre, recordamos sin cesar las obras que manifiestan la fe de ustedes, los trabajos fatigosos que ha emprendido su amor y la perseverancia que les da su esperanza en Jesucristo, nuestro Señor.” La importancia de la fe, el amor y la esperanza en acción.

La crítica que Jesús hace a los escribas y fariseos es que sus prácticas religiosas se fundamentaban en la apariencia y no en la convicción personal, dicen algo pero hacen otra cosa. Haciendo esto se convertían en un obstáculo para el Reino de los cielos: «Ni entraban ellos ni dejaban pasar a los que querían entrar.»

Pidámosle a Dios nuestro Padre que nuestros actos nunca alejen a nadie del Reino de los cielos, sino que nuestra manera de actuar haga que los demás deseen vivir nuestra fe. Espíritu Santo danos la capacidad de ser fieles en lo poco para poder serlo en lo mucho (Cf. Lc 16, 10).

(P. JLSS)