DOMINGO XXXIII DEL TIEMPO ORDINARIO

Diocesis de Mexicali https://diocesisdemexicali.org


(Mal 3, 19-21 / Sal 97 / 2Tes 3, 7-12 / Lc 21, 5-19)

La semana pasada nos cuestionábamos acerca de nuestra esperanza, sobre qué tanto anhelamos nuestro encuentro con el Señor, esta semana abordaremos el tema desde el punto de los distractores ¿hay algo que te haga distraer tu atención del anhelo de encontrarte con el Señor?

Distractores para la esperanza hay varios, pero principalmente podríamos identificar dos grandes grupos: el desánimo y la comodidad. Ambos se fundamentan en cuestiones externas: el primero se valdrá de las situaciones negativas y/o dolorosas, el segundo en un sentimiento de monotonía que generará una permisividad. ¿Has caído en algo de esto?

En la comunidad de tesalónica se estaba generando un grupo de personas cómodas que en lugar de trabajar por Dios y la comunidad, se valían de ella «viviendo como holgazanes, sin hacer nada, y además, entrometiéndose en todo»; en el Evangelio nuestro Señor, nos exhorta a no dejarnos intimidad por el mal ni el sufrimiento, “Si se mantienen firmes, conseguirán la vida…”

A ninguna situación por más espectacular que parezca debemos permitirle que nos robe la paz, porque nuestra fe se fundamente en algo vivo y poderoso, nuestro Señor Jesucristo, abandonémonos a su amor, dejemos éste nos impulse y nos haga permanecer firmes y confiados. La perseverancia para muchos puede no valer la pena, pero para nosotros, nos impulsa saber que «para los que temen al Señor, brillará el sol de justicia, que les traerá la salvación en sus rayos.”

(P. JLSS)

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