SÁBADO – SEMANA XXXIV DEL TIEMPO ORDINARIO
Fiesta de san Andrés, apóstol
(Rom 10, 9-18 / Sal 18 / Mt 4, 18-22)
Cada uno de los apóstoles se esforzó por llevar el mensaje de la Señor en todos los lugares que llegaban. Por ello San Pablo hasta asegura que “La voz de los mensajeros ha resonado en todo el mundo y sus palabras han llegado hasta el último rincón de la tierra…”
¿Aceptas que la palabra de Dios es para ti? La diferencia entre nosotros y los apóstoles es que ellos nunca dudaron de su misión de compartir lo aprendido al lado de Cristo, él se los había dicho desde el principio: “Síganme y los haré pescadores de hombres”. Ellos inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron.”
El llamado para ser pescadores de hombres es para todos, según su condición, hacer lo que nos toca siempre y con ello atraer a otros a Jesucristo, ¿Tienes claro qué es lo que te pide Dios en tu vida? ¿En que situación de tu vida diaria te está pidiendo testimoniar que crees en Dios?
Grabemos en nuestro corazón las palabras del apóstol: “Ninguno que crea en él quedará defraudado, porque no existe diferencia entre judío y no judío, ya que uno mismo es el Señor de todos, espléndido con todos los que lo invocan, pues todo el que invoque al Señor como a su Dios, será salvado por él.” Teniendo claridad en ello atraeremos a Dios a quienes nos rodeen, que san Andrés interceda por nosotros para siempre dar testimonio de nuestra fe por nuestra manera de vivir.
(P. JLSS)