(Gn 41, 55-57; 42, 5-7. 17-24 / Sal 32 / Mt 10, 1-7)

Leer la lista de los apóstoles siempre es bello, ya que en ella podemos reconocer el llamado del Señor a personas comunes para misiones sublimes. A ti y a mi el Señor también nos ha llamado para desempeñar una misión en nuestra realidad concreta. A los doce “les dio poder para expulsar a los espíritus impuros y curar toda clase de enfermedades y dolencias”. ¿Eres capaz de reconocer la misión que Dios te ha dado?

La voluntad de Dios es santa y amorosa, pero el pecado hace que muchas veces nos cuestionemos acerca de ella, ya que al no comprender algo, surge el miedo y una persona miedosa es capaz de hacer tremendas injusticias, como lo hicieron los hermanos de José con Él vendiéndolo, como sabemos Dios nunca lo abandonó.

De lo que se trata es de no perder de vista la fidelidad de Dios, ser pacientes y confiar, Dios nunca nos dejará desamparados, debemos vivir conscientes de que Él está con nosotros, José después de ser vendido, pasó a ser administrados en Egipto y después pudo ayudar a su familia que pasaba necesidad.

Quizá no comprendamos algo que nos esté tocando vivir, quizá existan cosas que nos estén haciendo desconfiar, por ello, en un momento de silencio pongámonos frente al Padre y aceptemos en su presencia eso que nos está siendo incomprensible y pidámosle que por acción del Espíritu Santo fortalezca nuestra fe y nuestra esperanza para no desesperarnos y ser capaces de reconocer que su voluntad supera nuestras capacidades, pero está llena de amor por nosotros.

(P. JLSS)