(Dt 10, 12-22 / Sal 147 / Mt 17, 22-27)

A quien se alimenta de Jesús, el Pan de Vida, se le nota necesariamente. Quien está centrado en Él no se deja atemorizar tan fácilmente. ¿Existen situaciones que te estén haciendo vivir con miedo? ¿Acudes al Señor cuando te sientes triste o abatido por algo?

Dios ha querido establecer una alianza con nosotros, quiere que nos sintamos amados, que seamos conscientes de su cercanía y cuidado; en el libro del Deuteronomio escuchamos una imagen muy bella, «si bien el cielo y toda su inmensidad, la tierra y cuánto hay en ella es del Señor… sólo con nosotros ha querido hacer una alianza de amor».

Los discípulos ante el anuncio de la Pasión del Señor y su resurrección, por centrarse en el tema de la muerte, aún cuando tenían a Cristo enseguida, se llenan de tristeza. El dolor y el temor nos dominarán si les dejamos y si les prestamos demasiada atención. No estamos solos, contamos con el Señor, acudamos a Él.

Padre Celestial, creemos en tu Hijo pero reconocemos que nos hace falta mayor apertura a tu espíritu para fortalecer y acrecentar nuestra fe, envía sobre nosotros tu espíritu para vivir con mayor confianza a tu providencia, quien cree en ti, debe estar consciente de que «hasta de la boca de un pez puede salir lo que necesita». Danos tu serenidad.

(P. JLSS)